Pienso que la política de un país es como los actos de las personas, definen la
personalidad y la forma de ser. La política no son solo palabras, ni se
caracteriza por ellas, sino por hechos. Una de las definiciones de política es
el conjunto de Orientaciones o directrices
que rigen la actuación de una persona o entidad en un asunto o campo
determinado. Pues, si bien la política de un país actúa de una forma
determinada, estas actuaciones definen a la nación. Si hablamos de
definición, hablamos por consecuente de representación, es nuestro deber, como
ciudadanos y, por tanto, miembros de nuestra nación, elegir a los
representantes de nuestro país, de manera que sean fieles a nuestro ideal de
sociedad, que busque el bien común y no el éxito material que últimamente guía
y mueve este mundo. Tan pobre puede llegar a ser un país que lo único que tiene
son recursos materiales, sin cultura ni tradición, y es eso lo que parecen
perseguir estos partidos actuales. Ahora bien, en tiempos de crisis cuando
aquello construido sobre algo tan inestable como los bienes se derrumba, es cuando la
sociedad, y los ciudadanos se apollan en
aquello que se supone, es eterno: religión, valores, familia y Dios.
Por eso queremos representantes cuyo objetivo sea fortalecer, cuidar y defender ante todo esos pilares que junto a la cultura, marcan la diferencia. Es tiempo de fortalecer, pero desde cada pequeño vinculo, empezando por la familia, es decir, luchar contra la crisis que afecta a las nuevas decisiones de “libertad”que últimamente se toman a la ligera sobre algo tan importante como el matrimonio, y que afecta no solo a los miembros del círculo, sino mas abiertamente al comportamiento de estos frente a la sociedad; tiempo de Fe y esperanza que no nos quiten las ganas de trabajar para levantar entre todos, con orgullo, aquello por lo que tenemos que sentirnos parte de algo grande e importante como es nuestra Patria; tiempo de promulgar una serie de valores, que, actualmente la juventud, el futuro, carece de ellos, y que deberían de ser estandarte de nuestra política representante, pues, religiosos o no, toda sociedad acepta como propuesta moral el seguimiento de unos valores, que vienen a ser los que el cristianismo y Dios proponen, así pues todos y cada uno de nosotros somos representantes de poner nuestro pequeño grano de arena para formar esa utopía a la que nuestro partido se deberá dirigir.
Y como último y esencial medio de salir y levantar aquello que poco a poco se desmorona, es la unión de esta sociedad como una sola nación que, con esfuerzo y orgullo, se siente responsable de abanderar a nuestra Patria siguiendo la idea de comunión que Dios propone haciendo de esta sociedad ante todo Española, actualmente tan dividida una unión común con un fin y objetivo de superarse como País.
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