viernes, 24 de agosto de 2012

Puntos y finales

Quería acabar con todo.Para que nadie tuviera la culpa, para que yo no tuviera que avergonzarme, para que nadie buscara un porqué...Cuando estas mal, cuando lo ves todo negro, cuando no tienes futuro, cuando no tienes nada que perder, cuando..., cada instante es un peso enorme, insostenible. Y resoplas todo el tiempo. Y querrías liberarte como sea. De cualquier forma. De la mas simple, de la mas cobarde, sin dejar de nuevo para mañana este pensamiento:ÉL no está. Y entonces, simplemente, querrías no estar tampoco tú. Desaparecer. Paf. Sin demasiados problemas, sin molestar. Sin que nadie tenga que decir: "¿Te has enterado? Sí ella, precisamente ella...no sabes como ha sido...". Sí, ese tipo contará tu final, lleno de quién sabe cuáles y cuantos detalles, se inventará algo absurdo, como si te conociera de siempre, como si solo él hubiera sabido de siempre cuales eran tus problemas. Es extraño...¡Si quizá ni siquiera has tenido tiempo de entenderlos tú! Y ya no podrás hacer nada por remediarlo. Sí, ese día hubieras querido encontrar a uno de esos magos:colocan un pañuelo sobre una paloma recién aparecida y, paf, de repente ya no esta. Ya no está y basta. Y tú sales satisfecho del espectáculo. Quizá lo hayas visto sentado en una de esas sillas antiguas, algo rígidas, en una sala. Pero una cosa es certa:no te preguntarás nunca a dónde ha ido a parar la paloma. En cambio, nosotros no podemos desaparecer tan fácilmente

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